Comenzar una Relación no significa haber Sanado

Noto recurrentemente en el consultorio que muchos pacientes, después de largos procesos de sanación, cuando sienten que cierran ciclos, abren otros. Y muchas veces esos “nuevos ciclos” aparecen en forma de nuevas relaciones de pareja. Conocen a alguien e inmediatamente cortan la terapia, pensando que ya no la necesitan, cuando en realidad no se dan cuenta de que es justamente ahí donde comienza el verdadero proceso.

La pareja es mucho más que un encuentro romántico. Es un escenario sagrado de reflejo y aprendizaje. Es en el otro donde se enciende el espejo más claro de nuestras heridas, de nuestros patrones heredados, de nuestros miedos y de nuestra capacidad de amar y sostenernos. Estar en pareja o conocer a alguien nuevo no significa haber sanado, significa que la vida nos está dando la oportunidad de mirar más profundo y de sostener lo que antes quizás evitábamos.

Desde lo transgeneracional la pareja activa memorias antiguas, a veces inconscientes, mandatos familiares, fidelidades ocultas, dolores no resueltos del linaje femenino o masculino. Cada vínculo nos conecta con historias que no empezaron en nosotros, pero que buscan ser ordenadas a través de nuestras elecciones. No es casual que en los primeros tiempos de una relación surjan los viejos fantasmas, el miedo al abandono, la necesidad de control, la dificultad de confiar, la exigencia desmedida o la sensación de no ser suficiente.

Ahí es donde el proceso terapéutico se vuelve más valioso. Lo que antes se trabajaba en la intimidad del consultorio ahora aparece con fuerza en la intimidad del vínculo. En ese terreno sutil y desafiante tenemos dos caminos, repetir los mismos patrones que heredamos o trascenderlos con consciencia.

El verdadero proceso no termina cuando llega el amor. Se profundiza a través del amor. Estar en pareja nos invita a sostener nuestro propio eje sin perder la apertura al otro, a abrazar lo que emerge sin juzgarlo, a elegir desde la libertad y no desde la carencia.

Sanar en pareja es un acto de valentía, porque es ahí donde vemos con claridad lo que aún no está resuelto, y es ahí también donde la vida nos ofrece la oportunidad de transformar el dolor heredado en un camino de luz y expansión.

Si estás iniciando una relación no abandones tu terapia porque es ahí donde comienza la verdadera sanación.

Te abrazo

Lic. Nancy B.

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