¿Eres una Madre Oveja Negra?

Yo fui , soy y seré una madre oveja negra, llevo con orgullo esa identidad. Durante muchos años, sentí el peso de nadar contra la corriente, de desafiar lo que se esperaba de mí como madre, hija y mujer. A menudo me cuestionaron, me juzgaron y me excluyeron en más de una ocasión, me sentí sola.

Sin embargo, algo dentro de mí —una intuición fuerte y clara— me decía que el camino que elegía era el correcto, aunque no fuera el más fácil.

La madre oveja negra es aquella que se atreve a romper con mandatos patriarcales y estilos de crianza centrados en los adultos. Es la que sigue su intuición, aunque las presiones familiares o del entorno la hagan dudar. La madre oveja negra es quien, con plena conciencia, elige cortar lazos tóxicos, sin importar los vínculos de sangre, cuando percibe que esas relaciones pueden afectarla a ella y a sus hijos.

Es la madre que se sumerge en terapias de todo tipo, buscando sanar las heridas de su infancia y también liberar su linaje femenino, a menudo oscurecido por traumas no resueltos. Las madres ovejas negras somos aquellas señaladas, las que se murmuran a sus espaldas, las criticadas y juzgadas…las “raras”.

En cada familia, hay una madre oveja negra, valiente, que a menudo se sintió sola, que dudó muchas veces de sus decisiones, pero que eligió confiar en su intuición, en ese sexto sentido que guía desde lo profundo.

Cada familia tiene a una madre oveja negra que no solo enfrenta sus propios procesos, sino que carga con el peso del trauma familiar que otros —pareja, amigos, familiares— prefieren ignorar.

Ser oveja negra es un camino muy solitario… Pero un día, antes de lo esperado, la madre oveja negra levanta la cabeza y la mirada, y descubre a lo lejos a muchas otras ovejas que, como ella, caminan en sentido contrario al rebaño, desafiando la corriente. Y en ese momento, mientras las observa avanzar con calma y seguridad, algo mágico ocurre: comprende que no son ovejas negras, sino seres con un brillo único, uno que nace del amor propio, la empatía, la conciencia y la evolución psicoespiritual.

Así que, si alguna vez te has sentido como una madre oveja negra, sigue adelante. Confía en tu instinto y en el amor que te guía, porque ese camino, aunque solitario, es el que abre la puerta a la verdadera libertad y evolución. No estás sola; hay muchas otras brillando con la luz de su autenticidad. Mantente firme, porque lo que haces hoy no solo sanará tu historia, sino también la de quienes vienen después de ti.

Te abrazo

Lic. Nancy B.

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